domingo, marzo 23

Scranton y su nuevo rol en la industria militar

Scranton, una localidad localizada en el estado de Pensilvania, ha desempeñado un rol esencial en el respaldo de Estados Unidos a Ucrania durante la invasión rusa. Conocida por su pasado industrial y por ser la ciudad natal del expresidente Joe Biden, Scranton se ha transformado en un emblema del compromiso de Estados Unidos con la defensa ucraniana, gracias en particular a la Fábrica de Artillería del Ejército localizada allí. Esta instalación, que fabrica proyectiles de 155 mm, ha sido un elemento crucial en el abastecimiento de municiones para las fuerzas ucranianas, contribuyendo a detener los progresos rusos en el conflicto.

La repercusión de la guerra en Ucrania se percibe incluso en urbes alejadas como Scranton, que ha experimentado un notable incremento en su producción de armamentos desde el inicio del conflicto. Anteriormente, la instalación producía cerca de 9,000 proyectiles mensualmente, pero esa cifra ha ascendido a 36,000 mensuales, evidenciando la intensificación del enfrentamiento y la creciente demanda de apoyo militar. La visita de Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, en septiembre de 2024 a la instalación, fue un evidente testimonio de la relevancia estratégica de esta fábrica. Durante su recorrido, Zelensky elogió al equipo y resaltó la importancia de la planta en el esfuerzo militar.

Aunque ha sido fundamental para la guerra, el porvenir de Scranton y su fábrica de artillería se ha visto influenciado por decisiones políticas tomadas en el ámbito nacional. La administración del expresidente Donald Trump, quien en diversas ocasiones manifestó su intención de disminuir el respaldo de Estados Unidos a Ucrania, ha dejado en un estado de incertidumbre a numerosas comunidades que dependen de estas industrias. La presión de Trump para alcanzar un acuerdo de paz que incluya concesiones a Rusia ha generado inquietud entre los habitantes de Scranton, que perciben cómo las políticas estadounidenses podrían desmantelar años de esfuerzo en apoyo a Ucrania.

La alcaldesa de Scranton, Paige Cognetti, ha expresado su inquietud sobre cómo las alteraciones en la política exterior podrían impactar no solo la seguridad de Ucrania, sino también la estabilidad económica de su urbe. De acuerdo con Cognetti, la fábrica de artillería ha sido un pilar significativo de empleo, proporcionando cientos de trabajos bien pagados. La planta es considerada un símbolo de cómo la industria local ha jugado un papel esencial en el respaldo militar de Estados Unidos, y su posible cierre o disminución de actividades podría tener un impacto notable en la economía local.

A pesar de la preocupación por el destino de la planta, los habitantes de Scranton se sienten orgullosos de su aporte al esfuerzo militar y su vínculo con la comunidad ucraniana. En la ciudad hay varias iglesias ucranianas y una activa diáspora ucraniano-estadounidense que ha estado recaudando fondos para la causa ucraniana y organizando eventos solidarios. Los sentimientos en la ciudad están divididos, ya que, aunque Scranton ha sido tradicionalmente un bastión del Partido Demócrata, el apoyo a Trump ha aumentado en años recientes, especialmente entre quienes creen que Estados Unidos debería centrarse en resolver sus propios problemas antes de seguir financiando a Ucrania.

El debate sobre el apoyo a Ucrania también se refleja en las charlas diarias de los habitantes. Algunos, como Brandon Lux, quien trabaja en el sector de la salud, temen que una disminución en la ayuda militar a Ucrania pueda tener repercusiones tanto para el futuro del país invadido como para comunidades como Scranton, que dependen de estas industrias. Por otro lado, personas como Fran Fitzgerald, una residente que respalda a Trump, opinan que la prioridad debe ser atender a la población estadounidense, sugiriendo que los fondos destinados a Ucrania deberían invertirse en infraestructuras locales, como la reparación de las carreteras de la ciudad.

El debate sobre el apoyo a Ucrania también se refleja en las conversaciones cotidianas de los residentes. Algunos, como Brandon Lux, un trabajador del sector salud, temen que la reducción de la ayuda militar a Ucrania pueda tener consecuencias tanto para el futuro del país invadido como para las comunidades como Scranton que dependen de estas industrias. Por otro lado, otros como Fran Fitzgerald, una residente que apoya a Trump, sienten que la prioridad debe ser cuidar a la población estadounidense, sugiriendo que el dinero utilizado en Ucrania debería invertirse en infraestructuras locales, como el arreglo de las carreteras de la ciudad.

Este conflicto de intereses no solo se refleja en las opiniones personales, sino también en el ámbito político local. Scranton, que fue escenario de una estrecha contienda presidencial en 2024, se encuentra en una encrucijada, con la creciente polarización política reflejada en las elecciones y en los comentarios de los residentes. Aunque el estado de Pensilvania sigue siendo un territorio clave en la política estadounidense, el futuro de la ciudad y de sus industrias, incluidas las relacionadas con la producción de armamento, dependerá en gran medida de las decisiones que se tomen a nivel federal.

En este contexto de incertidumbre, la planta de artillería de Scranton sigue siendo una pieza esencial en la maquinaria de apoyo a Ucrania. Sin embargo, las decisiones que tomen los líderes políticos sobre la continuidad de este apoyo podrían cambiar el rumbo de la ciudad, tanto en términos de empleo como de su papel en la geopolítica mundial. Mientras tanto, los residentes siguen observando con atención los desarrollos políticos, conscientes de que las decisiones sobre el futuro de Ucrania también afectan directamente a su comunidad.