La Fiscalía General de la Nación anunció que el asesinato del senador Miguel Uribe Turbay será investigado bajo la figura de crimen de lesa humanidad, un paso que garantiza que el proceso judicial no prescriba y permanezca activo hasta esclarecer todas las responsabilidades. La decisión marca un hito en la investigación, elevando la gravedad del caso y colocándolo al nivel de otros magnicidios históricos en Colombia.
El homicidio de Uribe Turbay, ocurrido durante un atentado dirigido contra el líder político del Centro Democrático, fue calificado por las autoridades judiciales como un ataque sistemático, con motivaciones políticas y no como un hecho aislado. Esta categorización implica que la investigación y las eventuales sanciones legales no tienen límite de tiempo, lo que asegura un seguimiento permanente hasta el total esclarecimiento del crimen.
Información sobre los acusados y el progreso del juicio
Hasta el momento, la Fiscalía ha procesado a cuatro de los implicados en el homicidio bajo la figura de homicidio agravado. Entre ellos se encuentra alias “el Costeño”, señalado como el determinador material del ataque; alias “Claro”; alias “Andrea” o “Gabriela”, quien habría entregado el arma al sicario menor de edad; y Cristian Camilo González, conductor de la motocicleta utilizada para escapar tras el atentado. Además, William Fernando González, alias “el Hermano”, fue formalmente señalado por su participación en el ataque.
Dos de los detenidos enfrentan cargos adicionales por concierto para delinquir, por presunta organización previa del crimen. Las penas previstas para estos delitos oscilan entre 33 y 50 años de prisión, reflejando la gravedad de los hechos. Las autoridades continúan investigando quién ordenó el atentado, mientras la sociedad colombiana exige justicia y esclarecimiento total.
Crimen de lesa humanidad: definición y alcance en Colombia
En Colombia, un crimen de lesa humanidad se define como una conducta grave cometida como parte de un ataque generalizado o sistemático contra población civil. Estos delitos incluyen asesinatos, desapariciones forzadas, torturas, deportaciones, desplazamientos forzados, violaciones sexuales y persecuciones por razones políticas, raciales, nacionales, étnicas, culturales, religiosas o de género.
El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, al que Colombia pertenece, define y estipula que estos delitos no tienen caducidad, permitiendo que los implicados sean perseguidos y sentenciados en cualquier momento. La esencia principal es que las acciones formen un esquema planificado y sistemático, orientado hacia civiles, sin tener en cuenta la presencia de conflictos bélicos o guerras.
Señales distintivas entre un crimen de lesa humanidad y un homicidio común
Los expertos destacan tres criterios esenciales para identificar un crimen de lesa humanidad:
- Contexto: estos eventos suceden como parte de un ataque generalizado o coordinado en contra de una comunidad civil. No se trata de eventos aislados o accidentales.
- Magnitud: abarcan diversas y serias violaciones, tales como ejecuciones masivas, torturas o desapariciones forzadas, provocando impactos significativos en la sociedad.
- Intención: tienen el objetivo de perjudicar intencionalmente a un determinado grupo, motivados por razones políticas, ideológicas, étnicas, religiosas o de persecución. En el caso de Uribe Turbay, es un ataque directo contra dirigentes y seguidores de un partido político, con la intención de desestabilizar su representación y causar temor entre la comunidad afín.
Implicaciones legales y políticas
La calificación de este asesinato como crimen de lesa humanidad eleva su relevancia frente a otros magnicidios ocurridos en Colombia, como los de Luis Carlos Galán y Álvaro Gómez Hurtado, cuyos procesos judiciales se extendieron durante décadas. La Fiscalía enfatiza que esta categorización asegura que las investigaciones continúen activas, manteniendo la exigencia de justicia ante la sociedad.
El abogado Víctor Mosquera, quien actúa en nombre de la familia Uribe Turbay, destacó que “esto no fue un incidente aislado, sino un ataque sistemático dirigido a un líder opositor, con consecuencias políticas directas que pretendían impactar a un partido completo”. Esta visión resalta la seriedad del asunto y enfatiza la importancia de clarificar las responsabilidades de todos los involucrados y de quienes ordenaron el crimen.